Desde el mismo momento en que llegamos a la vida, nuestros padres, luego nuestros maestros y la sociedad, nos lavan el cerebro para moldearlo a sus gustos y propósitos. Llenan nuestras pobres y jóvenes mentes con doctrinas y órdenes de lo que ellos quieren que seamos, matan nuestros sueños, nos comparan con lo peor o con lo mejor, cercenan nuestras libertades y deseos, sus egoístas orgullos moldean en nosotros un carácter y una personalidad de plástico, somos títeres en este mundo de manipuladores, somos viajeros perdidos en un gran nido de rapaces con hambre de superioridad. Más tarde llegan los medios, nos ordenan como debemos vestir, que debemos comer, con quien debemos casarnos, y hasta como debemos hablar… Ya es muy tarde, nuestra imagen está formada, nuestro mundo está creado. Somos lo que la sociedad a dictado, navegamos por este mundo siguiendo reglas programadas, no somos nosotros, somos una pequeña semilla entre millones de granos pre-programados.
La sociedad ha creado un muro entre nosotros y nuestros verdaderos intereses, hemos sido educados bajo la cultura de la fachada, bajo el látigo del “que dirán” y nos olvidamos de ser nosotros mismos… ¿A quién le importa?, en realidad, a nadie. Somos títeres, nos maneja la incapacidad de liberarnos del yugo de la influencia y la impotencia de rebelarnos para ser tal como en realidad queremos sea nuestra vida.
Para ser independiente se debe empezar por ser uno mismo y como se quiere ser, es imperativo mandar al diablo cualquier tipo de conducta inadecuada que nos hayan inculcado desde la infancia, pensemos con lógica, vivamos la vida en plenitud y sanamente, lo que queramos hacer hagámoslo, lo que queramos decir digámoslo, lo que queramos vestir vistámonos y al diablo con el “que dirán”…, se trata de nuestra vida y nuestra felicidad, los demás no se preocuparán nunca por hacernos felices, es nuestro problema y solo nosotros mismo podemos ayudarnos a ser felices, amenos, laboriosos, optimistas y creativos.