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---------El peor obtáculo es el miedo-----------

viernes, 5 de octubre de 2012

Agresividad a partir del seno familiar


 

 
Son agresivas aquellas personas que de niños fueron victimas del terrorismo familiar o de cualquier acto de violencia que vivieron durante sus infancias, estas personas de niños fueron testigos de eventos en donde los padres  discutían entre si por cualquier tontería sin importarle para nada sus presencia o sus sentimientos, también sufrieron muchos daño físico y/o verbal sin ninguna razón lógica con las que se les dañó su frágil inocencia, otros familiares y amigos de los familiares también fueron alimentando poco a poco esas infantes actitudes con conductas negativas y ayudaron a encaminarlos por el riel del error. Generalmente cualquier situación que nos recuerde ese pasado tenebroso, activa en nuestro subconsciente un resentimiento poderoso y mucha rabia que  nos sirve de gatillo para disparar nuestro odio irracional hacia cualquiera que tenga la mala suerte de estar a nuestro alcance.
Usamos la violencia a modo de defensa inmediata, buscando finalizar de manera muy rápida, ese algo que nos resultaría muy incomodo y no nos interesa ni siquiera pensar en lo destructivo que esta pueda ser.
Pero no todo esto es malo, a medida que maduramos, aprendemos a controlar esa ira convirtiendo los malos ratos en experiencias constructivas, en otros casos utilizamos la rabia controlada como arma para alcanzar nuestros objetivos y con ello triunfar en nuestras vidas.
Si no se aprende a canalizar esas violencias desde temprana edad, inconscientemente se estará alimentando más y más un odio muy profundo, que moldea lentamente para el futuro a un ser sin corazón y sin personalidad racional, en pocas palabras se estará gestando a un delincuente, a un terrorista, a un violador, o cualquier cosa peor.
A diario nos enfrentamos a situaciones en las que somos blancos del abuso físico o verbal de otros, a veces somos nosotros mismos los que sufrimos esa conducta agresiva después de haber sufrido un desplante leve, moderado o fuerte, y la única manera de sentirnos más o menos bien es descargando todo este malestar en otra persona.
En conclusión, la agresividad se forma en el seno familiar, escolar y/o social y es proporcional al grado de educación personal que reciba la victima de abuso y la guiatura que se le preste por parte de su círculo de familiares y amigos.