¿En qué consiste la manipulación?
La facultad o hábito para manipular es un comportamiento que el sujeto desarrolla en su entorno familiar, social o en el trabajo, estas personas influyen con gran facilidad sobre sus victimas y sus objetivos son satisfacer y/o complacer sus propias necesidades.
El manipulador no valora los intereses o deseos de los demás, actúa muy hábilmente y se esfuerza por conseguir sus objetivos. Normalmente se apoya en las amenazas directas o indirectas empleando el supuesto castigo para influir en su victima, en ocasiones se hace la victima para conseguir lo que pretende, finalmente logra que los demás caigan en sus mentiras y complazcan sus exigencias.
El manipulador confunde a sus victimas impidiéndole darse cuenta de que está siendo persuadido, utiliza para ello disimuladamente una serie de mecanismos tales como amenazas, engaños o intimidación.
La victima por su parte, por no dañar al manipulador o por mantener esa relación de amistad o amor prefiere satisfacer las necesidades de este, anulando las suyas propias, o sea, cae en una trampa de la cual es muy difícil salir y pone en juego su propia integridad.
Conozcamos el perfil de un manipulador
Conocen nuestros puntos vulnerables y lo utilizan para amenazarnos si es necesario.
Usan nuestras necesidades como punto de partida para amenazar con retenerlas o eliminarlas si no accedemos a sus exigencias.
Del mismo modo conocen nuestros afectos y nuestras emociones y la usan en su propio beneficio.
Nos amenazan con que debemos ganarnos nuestras necesidades, en algunos casos usan para ello sus gestos o sus miradas.
Acostumbran a hacernos sentir culpables en todo lo que hacemos si no se le complace sus necesidades (si no me complaces me enfermaré), utilizan para esto el miedo, la culpa (si te vas, no volverás a ver a tus hijos) y la obligación a ceder (si me abandonas me mataré), utilizan mensajes cargados de culpa, se hacen las victimas y seducen a sus victimas para que lleven la cargas.
Esconden muy hábilmente la presión que ejercen sobre nosotros, y porfían o insinúan cosas hasta que accedemos.
Son sumamente inseguros de si mismas, sus actitudes son egoístas y dominantes, si no obtienen lo que quieren se distancian sin explicaciones, creen que conspiramos en su contra y nos culpan por sus sufrimientos.
No toleran la frustración (no toleran recibir un no o que le pongan frenos a sus deseos), son atormentadores, indisciplinados, llorones (a veces) y se deprimen fácilmente.
Nos ofrecen amor, dinero, cariño, empleo, etc., dejando en claro que debemos acceder a sus necesidades (te ayudo si…).
Son totalmente dependientes de los demás, de que les cumplan sus deseos, no tienen propósitos de vida y son esclavos de sus propios actos.
¿Cómo detectar a un manipulador?
Susan Forward (1998), nos ofrece las siguientes situaciones como indicadores de que se es objeto de un “chantajista emocional”:
-Amenazan con volverte difícil la vida si no haces lo que quieren.
-Amenazan constantemente con poner fin a la relación si no haces lo que quieren.
-Te dicen o dan a entender que se harán daño o se deprimirán si no haces lo que quieren.
-Siempre quieren más por mucho que les des.
-Habitualmente dan por sentado de que cederás.
-Habitualmente ignoran o no hacen caso de tus sentimientos y aspiraciones.
-Hacen generosas promesas que están supeditadas a tu comportamiento y rara vez las cumplen.
-Te tachan de egoísta, malo/a, interesado/a, insensible o descuidado/a cuando no cedes.
-Se deshacen en alabanzas cuando cedes y las retiran cuando te mantienes firme.
-Utilizan el dinero como arma para salirse con la suya.
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