Generalmente, cuando un niño es victima de abuso
sexual presenta algunos comportamientos muy extraños tales como mojar la cama,
regresión, ansiedad, miedos absurdos…, también adquieren costumbres o manías
especificas como chuparse los dedos, el rendimiento baja contundentemente y su
personalidad se hace más hostil, tiende a la agresividad y sufre de algún tipo
de depresión o apatía la cual se puede reflejar en ira, agresión o por lo
contrario, en sumisión total.
Si sospecha de abuso sexual en su hijo, trate de convencerlo
a que hable sobre el y lo que le sucede, no lo presione, no se impaciente, solo
dele tiempo, muéstrese agradable y confiable a el, sea como su confidente y
mejor amigo.
Preocúpese de indagar en su entorno familiar,
social y escolar, no deje pasar ningún detalle. Los niños victimas de abusos
sexual generalmente callan lo sucedido, ya sea por miedo, por vergüenza o peor
aún, por no sentirse apoyado de ninguna manera en su ambiente familiar, en
otros casos por padres que no escuchan, padres que son violentos, padres que no
saben como manejar este tipo de situaciones, etc.
En caso de consumarse un delito de este tipo, lo
primero que debe hacer es conservar la calma, recuerde que la victima es un
niño, trate de conversar con el lo más discreto posible, para ello elija un
sitio tranquilo y si es posible privado.
Escuche al niño, observe sus reacciones y hágalo sentir
apoyado, en ningún momento intente presionarlo y/o acusarlo, anímelo a confiar
en usted y préstele mucha atención.
Muéstrele mucho afecto, hágale ver que lo sigue
amando igual y que nada ha cambiado entre ustedes. Muéstrele seguridad y persuádalo
de contarle lo sucedido. Muéstrele lo importante que es saber lo sucedido.
Finalmente, busque ayuda profesional y policial y cuéntele
todo lo sucedido según los datos recogidos. Solo un especialista puede
garantizarle la mejoría plena del niño.
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