En una mañana cualquiera, como en cualquier
otra mañana, te despiertas exaltado por el sonido impío y desconsiderado de un aparato
inanimado el cual fue programado para recordarte que debes levantarte para efectuar
tus obligaciones del día, con un gran desgano, haces un movimiento holgazán
pero decidido, colocas tu mano en el
botón de apagado del reloj y entre insultos y maldiciones detienes el redoble
de notas injustas producidas por el sonido desconsiderado de ese estúpido aparato…,
por fin, y después de varias vueltas en la cama, logras convencer a tu cerebro de que despierte y levante a tu cuerpo del
placer de la cama, y logras ponerlo a andar, te estiras, vas al baño, te
rasuras, te duchas…, y luego por fin, encamina tu flojo y lánguido cuerpo a que
realice tus obligaciones del día.
Esta historia se ha estado repitiendo desde ya
hace algunos días atrás, no conforme con eso, hay un pensamiento muy latente
que te acosa incesantemente y te mantiene enojado y hasta con una rabia ilógica…,
pensamientos tales como “mañana es lunes, que fastidio”, “que fin de semana más
corto”, “por fin es viernes”, “hasta cuando he de trabajar”, entre otras cosas
más.
Ya desde hace mucho tiempo hemos perdido la
voluntad de hacer, el entusiasmo que antes nos ayudó a alcanzar metas, ahora se
ha convertido en el responsable de nuestra derrota, surge la Apatía, ya no hay fuerza, ya no hay
deseos, la rutina se ha convertido en el mejor aliado, y la dejadez en su cómplice
más cercano.
La mejor manera de erradicar la apatía es
haciendo cosas agradables a nuestros gustos, por ejemplo, podemos planificar
cosas entretenidas que contrarresten esas cosas que nos causan apatía: por
ejemplo, los lunes podemos ir al cine después de cumplir con nuestras tareas,
en ves de esperar con desesperación a los viernes para echarnos unos tragos,
podemos aprovecharlos para hacer algo diferente en familia, planificar una
salida a la playa de fin de semana, puedes ir de compras, leer un buen libro,
también te puedes inscribir en un gimnasio o practicar un deporte…, etc.
Lo importante es salir de la rutina, sabemos
que la rutina desanima, hacer siempre lo mismo causa desinterés y esto con el
tiempo causa apatía, pero si sales de la rutina, poco a poco se irá rompiendo
la monotonía y volverá a ser aquella persona activa y enérgica que una vez
fuiste.
Muchas otras circunstancias causan apatía, entre
ellos están los traumas, la depresión,
el bulling, el hacinamiento, etc…, pero la más poderosa es la rutina y es por
eso que debemos atacarla directamente, de una vez y sin piedad.
No es fácil, pero con perseverancia y
constancia poco a poco te irás moldeando y a medida de que eso sucede vas
fortaleciendo tu cuerpo y ánimo y cada vez te sentirás más cerca de una vida
más placentera y útil.
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